En Palm Beach, Florida, hay un exclusivo club social de 114 habitaciones, sitio de encuentro vacacional de los más adinerados en Estados Unidos. Se trata de una opulenta mansión construida en 1922 en la que también se celebran galas de beneficiencia… hasta este verano de 2017, cuando ha registrado un inusual número de cancelaciones.

Se trata del complejo hotelero Mar-a-Lago, que es propiedad —desde 1985— de Donald Trump, actual presidente estadounidense. Y sí, las cancelaciones de eventos que desde hace años se celebraban ahí se debió a su criticada postura frente a las manifestaciones de supremacistas en la tercera semana de agosto, en Charlottesville, Virginia.

De acuerdo con lo que informan diarios como Cleveland Plain Dealer y Beach Post, será la primera vez en ocho años que la Clínica de Cleveland no efectúe su baile de gala para recaudación de fondos en la propiedad de Trump. A su cancelación de la semana le siguieron, con el mismo procedimiento, la Sociedad Americana del Cáncer y la agrupación Amigos Americanos de Magen David Adom, una organización benéfica israelí.

Los coordinadores de la gala de recaudación de la Sociedad Americana del Cáncer declararon que organizar el evento en la propiedad propiedad de Trump representaba “un reto” a sus valores.

Hasta el momento, el equipo de Relaciones Públicas de Mar-a-Lago no ha hecho ninguna declaración al respecto.

Las instituciones y marcas que efectúan todo tipo de eventos sociales y corporativos saben que su causa puede desvirtuarse si es asociada con sitios y personalidades que afecten su ideología, intereses o públicos que representan.

Si bien hasta el momento ninguna de las cancelaciones ha precisado si se llevará a cabo en otros lugares, lo cierto es que estas noticias son un recordatorio de la importancia de que el organizador de eventos siempre considere un Plan B y que tenga un as bajo la manga.

Con información de CNN Money y BBC