EL ÉXITO DE UN EVENTO, lo podemos dividir en dos importantes etapas. La primera y la que consideramos la base para que todo resulte acuerdo a lo planeado, le llamamos “la etapa de escritorio”, en ésta es donde armamos el rompecabezas, hacemos que todas nuestras piezas funcionen y cumplan su papel en el desarrollo del evento. Es en esta fase en la que echamos mano de nuestros dotes de ser un buen coordinador, es la base para que el evento fluya acorde a lo prometido a nuestro cliente. En este proceso es sumamente importante que todo quede claro, BÁSICO que todo quede por escrito, nunca debemos dar por hecho nada, pues muchas veces de estos errores de comunicación crece un grave problema que afectará el desarrollo del evento. Cabe hacer mención que dentro de este tiempo de planeación lo ideal es hacer una visita de inspección que te apoye a visualizar el evento como si ya lo estuvieras realizando. Con esta visita, se puede prevenir y anticipar cualquier situación que detenga la fluidez del evento. La segunda etapa es la operación misma del evento, en ésta prácticamente tienes todo armado, PERO no debemos perder de vista que habrá cambios o ajustes, estos detalles harán que muestres tu capacidad de acción, capacidad de respuesta ante las adversidades, y te aseguramos que es aquí donde empiezas a sumar tu experiencia en el manejo de los eventos. Al enfrentarnos a situaciones fuera de lo planeado, resolviéndolas, podemos demostrar nuestras capacidades y darnos cuenta de qué estamos hechos. Ambas etapas son necesarias para que el evento se lleve a cabo exitosamente, las dos contribuyen a nuestra experiencia. En la primera lo más importante es la COMUNICACIÓN, y ésta debe ser bilateral, en la segunda lo primordial es la toma de ACCIÓN. “Soñar con el éxito es bueno, pero realizarlo es mejor”.